Antes de ir al gimnasio, suelo hacer una mini búsqueda virtual de rutinas de ejercicio. Nunca excede los 10 minutos y consiste en: elegir zona a ejercitar – buscar por palabra clave – ensayar – partir al gimnasio. El video a continuación es parte de la lista de reproducción del canal de un joven que publica rutinas de ejercicios.
En el video, el joven relata como tornó su energía en rutinas de fitness cuando empezó en él un conflicto interno entre su fe e interés natural por las mujeres. Perfectamente aceptable: un relato personal sobre su elección por vivir en abstinencia respaldado por su religión. El problema radica en el título del video y la comparación que hace entre su propia lujuria y experiencias ajenas referentes a la homosexualidad. El joven cita la experiencia de dos usuarios de Youtube (quienes permanecen anónimos) que confiaron en él conflictos sexuales y a los que usa como ejemplo de que la homosexualidad es una condición que cualquier persona, con la ayuda de Dios, puede superar.
A pesar de que este es un esfuerzo, bien intencionado, por transmitir la palabra de Dios a sus subscriptores. El catalogar la homosexualidad como una práctica moralmente inapropiada, sin profundizar el por qué lo es, ejemplifica el problema que postula la proselitación que ejercen muchas personas religiosas y los esfuerzos que promueven sentimientos de culpabilidad en jóvenes homosexuales o gente que debate el salir o no del closet. El usar el testimonio de homosexuales 'convertidos' como ejemplo del control que se puede ejercer sobre el deseo sexual es problemático. Ninguna asociación de psicología reputada clasifica hoy en día a la homosexualidad como una enfermedad, por lo que no se debe insinuar que es algo de lo que la mente puede librarse. El discutir sobre sexo a la hora de opinar sobre la vida sexual de otras personas, sin distinguirlo de la orientación sexual, es reductivo. En ninguna parte del video afirma el autor que su fe y lectura de la biblia lo ayudaron a superar su heterosexualidad. Asumo que la heterosexualidad se sobreentiende, porque la misma es una cualidad natural. Por lo tanto, la homosexualidad, por ser una aberración, debería atacarse con distintos métodos de conversión.
La razón por la que dedico este texto a un video insignificante, entre el vasto océano de videos en Youtube, es porque la actitud, tono de voz e intención del autor por hacer pública su opinión, ejemplifica el problema que representan las personas que usan la religión y la lectura de las escrituras bíblicas para justificar su homophobia. El derecho que se adjuntan de emitir juicio sobre la vida de otras personas, bajo el escudo de las buenas intenciones, son la clase de cosas que dividen amistades y familias.
Las sesiones de terapias de conversión, impartidas a lo largo del mundo han sido desacreditadas por profesionales en psicología y hasta tachadas como degradantes para la salud mental de los pacientes. Varios casos han salido a la luz pública, de personas que juraron el haber cambiado su orientación sexual, solo para admitir y confirmar años después, tal y como se ha venido repitiendo una y otra vez, que la homosexualidad NO es una elección.
Para terminar el refrán que usé como título: el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.
En el video, el joven relata como tornó su energía en rutinas de fitness cuando empezó en él un conflicto interno entre su fe e interés natural por las mujeres. Perfectamente aceptable: un relato personal sobre su elección por vivir en abstinencia respaldado por su religión. El problema radica en el título del video y la comparación que hace entre su propia lujuria y experiencias ajenas referentes a la homosexualidad. El joven cita la experiencia de dos usuarios de Youtube (quienes permanecen anónimos) que confiaron en él conflictos sexuales y a los que usa como ejemplo de que la homosexualidad es una condición que cualquier persona, con la ayuda de Dios, puede superar.
A pesar de que este es un esfuerzo, bien intencionado, por transmitir la palabra de Dios a sus subscriptores. El catalogar la homosexualidad como una práctica moralmente inapropiada, sin profundizar el por qué lo es, ejemplifica el problema que postula la proselitación que ejercen muchas personas religiosas y los esfuerzos que promueven sentimientos de culpabilidad en jóvenes homosexuales o gente que debate el salir o no del closet. El usar el testimonio de homosexuales 'convertidos' como ejemplo del control que se puede ejercer sobre el deseo sexual es problemático. Ninguna asociación de psicología reputada clasifica hoy en día a la homosexualidad como una enfermedad, por lo que no se debe insinuar que es algo de lo que la mente puede librarse. El discutir sobre sexo a la hora de opinar sobre la vida sexual de otras personas, sin distinguirlo de la orientación sexual, es reductivo. En ninguna parte del video afirma el autor que su fe y lectura de la biblia lo ayudaron a superar su heterosexualidad. Asumo que la heterosexualidad se sobreentiende, porque la misma es una cualidad natural. Por lo tanto, la homosexualidad, por ser una aberración, debería atacarse con distintos métodos de conversión.
La razón por la que dedico este texto a un video insignificante, entre el vasto océano de videos en Youtube, es porque la actitud, tono de voz e intención del autor por hacer pública su opinión, ejemplifica el problema que representan las personas que usan la religión y la lectura de las escrituras bíblicas para justificar su homophobia. El derecho que se adjuntan de emitir juicio sobre la vida de otras personas, bajo el escudo de las buenas intenciones, son la clase de cosas que dividen amistades y familias.
Las sesiones de terapias de conversión, impartidas a lo largo del mundo han sido desacreditadas por profesionales en psicología y hasta tachadas como degradantes para la salud mental de los pacientes. Varios casos han salido a la luz pública, de personas que juraron el haber cambiado su orientación sexual, solo para admitir y confirmar años después, tal y como se ha venido repitiendo una y otra vez, que la homosexualidad NO es una elección.
Para terminar el refrán que usé como título: el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.
Foto cortesía de http://www.addictinginfo.org

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